Como podemos reconocer los ruidos que nos avisan de una avería
Si ponemos atención a los sonidos de nuestro coche, podemos prevenir daños graves en diversos componentes.
El oído es un sentido muy importante en la conducción. Hace que el conductor, esté en contacto con el entorno, como un complemento a la visión. Advirtiendo de la presencia de otros coches u otros posibles peligros. En alguna ocasión, sirve para poder identificar el mal funcionamiento, de ciertos componentes de nuestro coche.
Ciertas averías se producen de forma inmediata, pero otras, son producto de un fallo alargado en el tiempo. En estos casos, podemos detectar sonidos que nos permitirán saber, si algo va mal. Ya sea en el motor, en los frenos, la suspensión, la dirección o las ruedas.
Afinar el oído nos puede resultar de bastante utilidad, para prevenir averías que podrían ir a mayores. Algo que podemos evitar, si acudimos al taller en el momento justo.
Los sonidos que nos avisan de una avería o nos la anticipan
Algunos sonidos que no ayudan a pensar que la avería se acerca:
Los ruidos en frío del motor. Los sonidos que vienen de la zona alta del motor, de la culata, en frío y cuando la lubricación todavía no es la adecuada, no podría avisar del mal reglaje de la distribución, normalmente de las válvulas.
El ralentí irregular. Si por alguna razón, nuestro coche no es capaz de mantenerlo estable, generalmente es debido, a una entrada irregular de aire al motor. Se produce porque el filtro del aire esté sucio y el del gasóleo en los coches que usan diésel.
El chirrido cuando estamos parado. Aquellos sonidos asociados en su gran mayoría, a las correas desgastadas que resbalan sobre polea. Puede ser la correa de servicio o la del ventilador.
El silbido del turbo. Los coches que disponen de turbo, suelen emitir un sonido, cuando el compresor coge presión. Si este sonido sube de intensidad, seguramente nos esté avisando de alguna fuga en el sistema o un fallo del mismo turbo.
Los golpes al cambiar de marchas. Las sacudidas al cambiar de marcha se deben por lo general, a un cojinete del cambio defectuoso. Solucionarlo lo antes posible, ayudará a evitar males mayores.
Los chirridos en los pedales. No es una cosa frecuente, pero puede ocurrir que cualquiera de los pedales, sobre todo el acelerador y el embrague de mayor recorrido, se resequen y pierdan lubricación y entonces, empiecen a chirriar. Consejo: engrasarlo de forma ocasional.
El sonido agudo en el momento de frenar. Al estar sometidos a continuos rozamientos, la pastilla se desgasta y al tocar con el metal, empiezan los ruidos.
Los crujidos en la frenada. Nos advierten de que alguna pieza del sistema deteriorada, con el riesgo que supone en condiciones de alta exigencia.
Los golpes por irregularidades en la carretera. Unido a los balanceos de la carrocería, los golpes al pasar por los baches o badenes, denotan el mal estado de nuestros amortiguadores. Además de ser molesto, puede llegar a ser peligroso.
Y el chirrido al hacer girar nuestro volante. Está presente en las direcciones hidráulicas, que son las más habituales. Suele ser por falta de nivel de líquido, lo que provoca la aparición de burbujas en su circuito, procedentes de la entrada de aire de la bomba